SOBRE EL VIAJE A RUMANÍA
En nuestro viaje a Rumanía encontramos un país con gente amable, de trato acogedor y con un gran interés por mostrarnos todo lo bueno de su cultura, sus tradiciones, sus monumentos, su gastronomía o su entorno natural. Pero haciendo una valoración desde el punto de vista de el interés por el medio ambiente y su conservación creemos que caben destacar dos aspectos: uno son sus maravillosos bosques con una gran cantidad y variedad de especies que, desde luego, hay que conservar.
El otro aspecto que nos parece sumamente interesante es una forma de vida rural basada en la economía del autoabastecimiento y el empleo de recursos tradicionales que son respetuosos con el medio ambiente tales como las formas de cultivo o el uso de carros tirados por caballos para el transporte de personas, materiales o productos del campo. Rumanía, por su historia reciente, es un país en período de transición que, tras su ingreso en la unión europea, se dirige claramente hacia un desarrollo económico similar al que actualmente tienen otros países de la unión. Pero sería lamentable que en ese proceso hacia una mayor calidad de vida y bienestar, se perdiesen cosas que merece la pena conservar: esa forma de vida rural en la que tantas familias viven de cultivar su tierra y de la explotación de pequeñas granjas no tendría por qué estar reñida con un desarrollo sostenible y con una vida digna y con calidad. Esa forma de vida rural no debería ser nunca el motivo que provoque el éxodo hacia las ciudades o la emigración hacia otros países sino que debería contar con las ayudas necesarias para constituirse en una posibilidad más de actividad económica y de forma de vida ecológica. Esa forma de vida rural es, en definitiva, muy coherente con la filosofía de pensar globalmente pero actuar localmente (Think globally, act locally).
Ángel Andrada
Ángel Andrada